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Playero Rojizo (Calidris canutus rufa)

Esta especie migratoria de larga distancia, realiza uno de los mayores vuelos migratorios conocidos desde el Ártico canadiense hasta Tierra del Fuego, en el extremo austral de Sudamérica, recorriendo cada año unos 32.000 Km entre su viaje de ida y vuelta.

Se trata de un ave playera altamente gregaria; durante la migración forma bandadas compactas de miles de individuos, haciendo algunas pocas escalas a lo largo de toda su ruta migratoria, en zonas costeras e intermareales del continente americano para descansar y alimentarse.

 

Migrar para vivir

La vida del playero rojizo comienza con su nacimiento en el corto verano del Ártico. Allí, en las zonas más secas de la tundra, aquellas parejas que hayan sido capaces de migrar con éxito a las áreas de reproducción, nidificarán, realizarán una puesta de 3 o 4 huevos e intentarán sacar adelante a sus pichones.

En poco tiempo, una nueva migración al sur los espera en busca de sitios con mejor temperatura y abundancia de alimento. Las hembras serán las primeras en partir, seguidas por los machos unas pocas semanas después, y finalmente lo harán los juveniles.

 

La migración hasta sus sitios de invernada durará unos 4 meses aproximadamente, guiados por un instrumental de vuelo muy particular: el sol, la luna, las estrellas, el viento y el campo magnético del planeta, les brindan la orientación necesaria para llegar a destino. En el camino realizarán unas pocas escalas (de 4 a 6 paradas) que utilizan para reponer energía con descanso y mucho alimento. El ANP Bahía San Antonio es una de ellas: aquí se concentra entre el 25 y el 50% de la población de Calidris canutus rufa que llega hasta Tierra del Fuego, especialmente en su migración al norte.

 

De plumas y colores

Como muchas otras especies de aves playeras migratorias, el playero rojizo cambia su aspecto durante el recorrido y según la etapa del año en que se encuentre, mudando su plumaje.

En su viaje al norte, a las zonas de reproducción, su plumaje se vuelve más colorido y atractivo: cara, pecho y vientre de color rojo óxido, con el dorso manchado en fuerte contraste, con estrías negras, blancas y rojizas. Es su plumaje reproductivo o nupcial.

Por el contrario, a medida que comienza su etapa migratoria al sur, a sus sitios de invernada, comienza a mudar su "traje" hacia tonos más grisáceos y uniformes, lo que le permite camuflarse con el entorno del ambiente patagónico con mayor facilidad. A esto llamamos "plumaje no reproductivo".

 

En Bahía de San Antonio, a medidos de marzo y camino al Ártico, es posible verlos en diferentes estadíos adquiriendo su plumaje rojizo “nupcial”. Un lugar que muchos eligen para comenzar la muda, ya que esto requiere un gasto importante de energía y nutrientes que obtienen de su alimentación y de la economía de sus movimientos…algo que no encuentran en cualquier parte.

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Comida Gourmet

En Bahía San Antonio, eligen alimentarse de presas blandas como pequeños cangrejitos, poliquetos o almejas de poco contenido de valva (como Darina solenoides), ya que son alimentos de mucha calidad porque les permiten obtener más energía y nutrientes en menor tiempo. En cambio los mejillines (como Brachidontes rodriguezi), de los que también se alimentan en nuestra zona tienen mayor contenido de valva que es dura y demanda más tiempo para su asimilación.

Como tragan estos bivalvos enteros, están limitados por el tiempo que les demanda triturar las valvas en sus estómagos y el pasaje por sus intestinos. Por si fuera poco, cuando los playeros rojizos están recién llegados de su migración poseen sus estómagos musculares reducidos y solo pueden comer presas blandas, hasta que los órganos de su sistema digestivo incrementen su tamaño.  ¡Por eso no hay tiempo que perder!

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En otros sitios de su ruta migratoria, el Playero Rojizo suma super alimentos especiales que encuentra únicamente en ciertos destinos. Tal es el caso de  los huevos de cangrejo herradura que consumen en la bahía de Delaware, EE.UU.

 

En temporada de reproducción, se alimenta principalmente de insectos, así como de arañas, crustáceos pequeños, caracoles y gusanos; no obstante, si al llegar al Ártico se encuentra con escasez de insectos, también puede alimentarse de materia vegetal.

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Preparando el equipaje

​Uno de estos eventos es la muda de las plumas del cuerpo, una vez que está terminada, ahora sí los playeros rojizos (esta vez “rojizos” de verdad) pueden acumular reservas de grasa y proteínas para su vuelo de larga distancia. De unos 120 g pasaron a 180 g e incluso más de 200 g. Por geolocalizadores sabemos que pueden volar directamente sin parar seis días hasta Maracaibo u otra escala en el norte de América del Sur…..6000 km o más sin bajar a tierra!

 

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