El fotógrafo Fabián Pinasco nos ha enviado una serie de fotos obtenidas en Punta Rasa, Bahía de Samborombón en la provincia de Buenos Aires, que muestran a un hermoso playero rojizo luchando por desengancharse de una línea de pesca abandonada y anclada en una roca. Luego de las fotos, Fabián pudo acercarse y liberarlo, una verdadera suerte para el ave. En 2016 la guardia ambiental Amira Mandado logró hacer lo mismo con un ostrero común, durante su jornada de trabajo en la Península Villarino, Bahía de San Antonio.
Pero cuántas aves pasarán por lo mismo sin el encuentro providencial con un salvador? Imposibilitadas de volar pueden ahogarse, ser fácil presa de predadores, incluídos los perros sueltos, agonizar de hambre, o en el mejor de los casos liberarse pero perder una pata.
Las líneas de pesca abandonadas no sólo pueden dañar a las aves playeras, no discriminan especies. Conocemos, por ejemplo, el registro del fotografo Jorge Iriberri en las costas cercanas a Mar del Plata, donde muchos ejemplares de gaviota cangrejera han perdido una extremidad por las tanzas que se cortan y quedan en las playas.
Estas dos fotos, tomadas en la Mar Grande y Terraza al Mar respectivamente, muestran que en el Área Natural Protegida Bahía de San Antonio ocurre lamentablemente lo mismo. No hay salida a la playa en la que no nos encontremos uno o varios bollos de tanza, posibles trampas mortales para el ave que tenga la mala suerte de enredarse con ellas.
Este año, la celebración del Día Mundial de las Aves Migratorias ha decidido poner su foco en la contaminación por plásticos. Para todos, incluídas las aves, es un problema grave al que debemos atender. Hay mucho por mejorar en nuestra forma de generar, gestionar y desechar los elementos plásticos. En particular, con las líneas de pesca que se dejan en las playas, esperamos poder trabajar colaborativamente con los pescadores deportivos, sus asociaciones y los organizadores de concursos para ir minimizando el abandono y alentar su búsqueda y disposición adecuada fuera de la costa.
El Plan de Manejo de nuestra área protegida, permite la actividad de pesca deportiva, pero resguardando los sitios críticos de alimentación y descanso de aves playeras en particular durante los momentos claves de su migración. Sin embargo las competencias que se desarrollan en playas aledañas coincidiendo con la temporada migratoria agregan otra amenaza más: las líneas de numerosos pescadores a lo largo de la costa forman una cortina virtual en la que aves en vuelo pueden engancharse y sufrir amputaciones. No es sólo una suposición, hace unos años fuimos testigos cuando un playero rojizo juvenil, en las playas de La Conchilla, sufrió la amputación de un ala al volar entre las cañas de un concurso sin detectar las tensas líneas hacia el mar. Es un tema que también merece ser atendido entre las partes interesadas y en el seno de la Autoridad Local de Conservación de nuestra ANP Bahía de San Antonio.